El uso del Dynamic Strength Index (DSI) como herramienta para evaluar el perfil neuromuscular de los deportistas ha ganado popularidad en el ámbito del entrenamiento de fuerza aplicado al rendimiento deportivo. Su interpretación permite valorar el equilibrio entre la capacidad de producir fuerza máxima en una tarea isométrica (test isométrico de tirón de muslo medio, IMTP) y la capacidad de producir fuerza rápidamente en una tarea balística (salto con contramovimiento, CMJ).

Sin embargo, un error habitual es asumir que todos los jugadores deben alcanzar el mismo “valor ideal” de DSI, independientemente de su posición, experiencia en el entrenamiento o necesidades individuales. Y esto, como demuestra nuestro estudio, es un planteamiento incorrecto.
¿Qué nos dice realmente el DSI?
El DSI no es más que una relación matemática: divide la fuerza propulsiva del salto (CMJ) entre la fuerza máxima isométrica del IMTP. De este modo, permite identificar si un deportista tiene un perfil de fuerza más orientado a la producción de fuerza máxima o a la expresión explosiva.
Un DSI alto (>0.8) sugiere que el deportista tiene buena capacidad balística, pero podría beneficiarse de mejorar su fuerza máxima.
Un DSI bajo (<0.6) indica que, aunque posee fuerza máxima aceptable, tiene margen para mejorar su fuerza balística.
En teoría, esto permitiría orientar el entrenamiento de forma precisa. Pero en la práctica, la posición de juego, el rol dentro del equipo y el tipo de acciones dominantes condicionan qué perfil es más útil para el rendimiento.
Principales hallazgos del estudio
El estudio ofrece resultados sólidos que respaldan el uso del Dynamic Strength Index (DSI) como herramienta válida y práctica para evaluar el rendimiento neuromuscular en jugadores y jugadoras de balonmano. Entre los principales hallazgos destacan:
✅ Buena fiabilidad relativa:
Los resultados mostraron un rango de coeficientes de correlación intraclase (ICC) entre 0.78 y 0.97, lo que indica que tanto el DSI como sus componentes (IMTP y CMJ) son altamente reproducibles entre mediciones.
✅ Baja variabilidad:
Los coeficientes de variación (CV) fueron inferiores al 8.64%, confirmando que las medidas son estables y consistentes a nivel intraindividual.
✅ Excelente sensibilidad al cambio:
El error estándar de medición (SEM) fue inferior a la diferencia mínima detectable (SDD), lo que demuestra que el DSI es suficientemente sensible para identificar cambios reales y significativos en el rendimiento, incluso en progresiones pequeñas.



No todos necesitan lo mismo: el caso de los pivotes
Un ejemplo claro es el del pivote en balonmano. Esta posición está caracterizada por un elevado número de acciones isométricas, como bloqueos, pantallas o enfrentamientos cuerpo a cuerpo con el defensor. Por tanto, su perfil ideal está más relacionado con la fuerza estructural y máxima, y no tanto con la capacidad de realizar saltos repetidos o sprints como sí ocurre en extremos o primeras líneas.
Forzar a un pivote a “subir su DSI” entrenando principalmente fuerza balística no solo es innecesario, sino que podría interferir con las cualidades que realmente necesita desarrollar para rendir mejor en la pista.
Cuidado: dos DSI iguales, perfiles muy distintos
Uno de los hallazgos más interesantes del estudio está relacionado con la interpretación simplificada del DSI. Dos jugadores pueden tener el mismo valor de DSI (por ejemplo, 0.73), pero haber llegado a él desde perfiles completamente diferentes:
Jugador A:
Fuerza propulsiva en el CMJ: 1687 N
Fuerza máxima en IMTP: 2322 N
Jugador B:
Fuerza propulsiva en CMJ: 2841 N
Fuerza máxima en IMTP: 3912 N
Ambos tienen el mismo índice, pero uno tiene una base de fuerza mucho más elevada que el otro. Si el preparador físico solo se centra en analizar el DSI puede perder información crítica para el diseño del programa de entrenamiento.


Recomendaciones prácticas para entrenadores y preparadores físicos
1. No entrenes para alcanzar un valor “ideal” de DSI. Entrena para lo que necesita el deportista según su posición de juego, su perfil neuromuscular y su experiencia en el entrenamiento de fuerza.
2. Analiza las variables por separado (CMJ e IMTP), no solo el ratio. El análisis por separado da sentido al dato final.
3. Adapta la programación a la posición del jugador. Un extremo no necesita lo mismo que un pivote, y un portero tampoco necesita lo mismo que un central.
4. Utiliza el DSI como herramienta de seguimiento longitudinal, no como objetivo en sí mismo. Es útil para monitorizar adaptaciones, pero no debe dictar decisiones de forma aislada.


Conclusión
El DSI es una herramienta fiable y sensible para evaluar el rendimiento neuromuscular y programar el entrenamiento de fuerza en jugadores y jugadoras de balonmano.
En el deporte de alto rendimiento, individualizar no es opcional, es imprescindible. Y para hacerlo bien, debemos ir más allá de un número y entender a fondo lo que cada dato significa.
Referencia
García-Sánchez, C., Lominchar-Ramos, J. M., Jiménez-Ormeño, E., Comfort, P., Alonso-Aubín, D. A., & Soriano, M. A. (2024). The dynamic strength index is a reliable and feasible tool to assess neuromuscular performance in male and female handball players. Sports Biomechanics, 1–15. https://doi.org/10.1080/14763141.2024.2351612