Para mejorar las acciones que realiza el deportista en el terreno de juego es necesario conocer en profundidad los requerimientos bioenergéticos y motores del deporte, las características físicas del jugador y las demandas de su puesto específico.
En esencia, un deportista necesita ser capaz de APLICAR MÁS FUERZA EN ACCIONES ESPECÍFICAS como saltos, sprints, lanzamientos, cambios de dirección, marcajes, paradas, etc…
Por tanto, para programar el entrenamiento de fuerza en balonmano debemos conocer cuál es el TIEMPO DISPONIBLE PARA APLICAR FUERZA, o lo que es lo mismo, a qué VELOCIDAD se debe aplicar fuerza en cada acción de juego.
¿Qué pasos debemos seguir para analizar cómo son las acciones que realiza cada jugador?
Paso 1
Conocer en qué zona de la CURVA FUERZA-VELOCIDAD se realizan las acciones deportivas:
1. Ante implementos muy ligeros (balón).
2. Ante el propio peso corporal (poca variación).
3. Ante adversarios (gran variación en función del puesto).

Paso 2
Estudiar las demandas de fuerza de cada PUESTO ESPECÍFICO (en función del deporte) para adaptar el entrenamiento a las necesidades de cada uno.

Paso 3
Analizar en profundidad de qué CARACTERÍSTICAS BIOMECÁNICAS tienen las acciones realizadas por cada jugador en su puesto específico, para ello debemos tener en cuenta:
– ¿Ante que CARGAS deben aplicar fuerza en la mayoría de sus acciones? ¿Porteros? ¿Pivotes? ¿Especialistas defensivos?
– ¿A qué VELOCIDADES se producen sus acciones determinantes?
– ¿Qué tipo de CONTRACCIONES deben realizar? ¿Cómo es el ciclo estiramiento-acortamiento? ¿Lento o rápido?
– ¿En qué RANGO DE MOVIMIENTO realizan sus acciones? ¿ROM parcial o completo?
– ¿En qué VECTORES tienen que aplicar fuerza? ¿Cuáles predominan? ¿Vertical? ¿Horizontal?
– ¿Qué GRUPOS MUSCULARES están implicados en sus acciones de juego?
– ¿Qué grado de INESTABILIDAD deben soportar en sus acciones?